Anoche el mar fue el único testigo y
sus tibias aguas prepararon el momento.
La lluvia se llevó lo feo,
borró fantasmas,
desbancó a los dioses,
mutiló a los brujos.
La lluvia dejó la dicha
y con cada gramo de vapor
que desde el mar salía
embriagaban sus cuerpos con lujuria.
Anoche el rey tomó su trono,
la reina se sintió como reina,
el universo acomodó una cosa más en su lugar.
bendita esa lluvia que ppone a cada uno en su lugar, coronando reyes y mutilando brujos,
ResponderEliminarUn placer leer tu entrada de hoy
bendita esa lluvia que ppone a cada uno en su lugar, coronando reyes y mutilando brujos,
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