
Si ya no escuchas
Si ya no hablas
Si ya no ves
Si ya no sientes
¿Cómo decírtelo al oído?
No dejes que las palabras se las lleve alguien
a ese inmenso confín de olvido y pena
en donde el sordo se ríe de los mudos
porque sabe que es imposible oír lo que no se puede decir.
Si ya no ríes
Si ya no juegas
Si ya no bailas
Si ya no eres
¿Cómo decírtelo al oído?
No dejes que te aplasten la autoestima
a ese negro confín de hastío y odio
en donde el verdugo se ríe de sus victimas
porque sabe que maneja hilos a su antojo.
Si ya no quieres
Si ya no amas
Si ya no puedes
Si ya eres nada
¿Cómo decírtelo al oído?
Mejor, corre y vuelve a nacer.

Desgraciadamente cada vez hay más gente como tu poema, que deja de escuchar, hablar, que ni siquiera ve porque sus obligaciones y preocupaciones no le dejan. Ya no recuerdan lo que es bailar, jugar y reir. No tienen tiempo para amar.
ResponderEliminarDejaron de "sentir", de "ser" y se convirtieron en "nada", en autómatas siguiendo una línea que les pintó en el suelo un sistema.
Pero seamos optimistas y fijemos nuestras miradas en todos aquellos que seguimos sonriendo, sintiendo la vida y bailando bajo la lluvia...
Me encantó tu poema.
Un beso