
Oh mujer que das vida a mi vida, besando mi alma bajo la prudente luna. Luna que se empeña en llenar mis vacios con muchos más de esos “Imponentes” encuentros. Encuentros que se convertirán en grandiosos, ganadores, gigantes. Gigantes como esa G que se entrega, se esmera, se emancipa, se eleva hasta las más sublimes etapas del placer y se convierte en esperanza. Una G de gozo que te dirá al oído que sí valió la pena darle al tiempo, su tiempo. Ese tiempo que todo lo acomoda y pone a cada cosa en su justo lugar. Ayer eras de otro, y yo de otra. Hoy entraste en mi vida y entré a la tuya, entramos juntos sin que ninguno hiciera un gesto por adelantarse al otro. Yo gané, tú ganaste, ambos ganamos sin siquiera intentar competir porque estamos seguros que con la G vendrán las grandes emociones, las gustosas envolturas de esos besos que un día llegaron desafiando al tiempo; implacable tiempo que envejece espacios, mutila pasados y edifica futuros. ¿Alguien dijo derrota?
Inspiração magnífica...
ResponderEliminarVersos repletos de lirismo e sensibilidade.
Aplausos de pé!!!!
Deus abençoe você e seus entes queridos.
Beijos no coração.
Com apreço e reverencia,
Cely.
Muito obrigada!
Jamás una derrota, siempre una ganancia es lo que deja el encuentro entre los seres humanos. Hermosas y profundas letras Mirache. Un placer haber conocido este espacio. Me quedo para seguirte.
ResponderEliminarUn abrazo