― ¿Cómo lo imaginas? ― te pregunté.
― Quiero volar. ¿Y tú?
Besos. Besos suaves,
estudiosos, sensuales,
provocadores.
Besos incitadores del pecado.
Besos que desnuden tu alma.
Besos ardientes.
Besos que no se quiebren
ante el cálido aliento de tu sexo.
Besos que transporten
y eleven tu cuerpo junto al mío.
Besos que te surquen
el tatuaje imborrable
que marque para siempre
este momento.
Besos que te besen por dentro.
Caricias que te arrullen,
que te muevan,
que remuevan cada parte interna de tu cuerpo
desdoblándote en esas musas que tú anidas,
que más que inspirar a un simple poema,
incitan momentos de lujuria.
Lujuria que traspasa la cordura
de un simple mortal que muere por tenerte.
Miradas llenas de todo.
De ternura y de deseos,
miradas sin miedos y
llenas de preguntas
que alcancen
su respuesta en cada
sensación que provoquemos.
Miradas de hazme tuya,
no te demores.
¡No puedo más!
― ¿Se puede pedir más? ― Me preguntaste.
― Mejor no pidas. Siente. Voy a hacerte mía.
― Ya siento que vuelo. ¿Y tú?
______________
Sin hora. Desde aquí arriba no veo el reloj.
(c) derechos reservados
Código: 1102238560628
Fecha 23-feb-2011 10:02 UTC
Código: 1102238560628
Fecha 23-feb-2011 10:02 UTC
Mirache, que lindo poema... vuela muy alto y sin retorno hasta alcanzar los anhelos de la vida, la felicidad codiciada y el placer de la existencia.
ResponderEliminarBesos
una sincrónica danza y un resultado pleno
ResponderEliminarFelicitaciones
ten un precioso fin de semana
besos
Muy bello y sensual. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Carlos:
ResponderEliminarYo tampoco me preocuparía por mirar el reloj. ¿Para que dañar un sublime momento?
Abrazos.
Vaya amigo, se puede ser poeta a pesar de ser ardiente...verdad?
ResponderEliminarun abrazo fuerte, no vayas al trabajo, quédate allí....